¡MÉXICO SOY YO¡
México 2010: el pueblo ya no piensa, no opina, no cuenta y, sobre todo, no vota. El pueblo
estira la mano y recibe. El pueblo acude con los problemas ante su gobernante para que éste los solucione.
El país no va bien, mucha gente sabia sabe cómo arreglarlo, pero el gobernante no los
toma en cuenta; sólo cree en él mismo; sólo su palabra es ley; sólo su visión de la vida es correcta. Todos abren camino a
su paso, pleitesía absoluta. Todo un Estado, con territorio y gente, a merced de una sola cabeza.
Lo anterior es una descripción perfecta de cómo funcionaba Francia en el siglo XVII; época
de absolutismo y dictadura; los peores tiempos de crisis en la historia francesa, quiebra total. Con el paso de varios años
esta situación derivó en una revolución. Reinaba Luis XIV, conocido como el Rey Sol, el símbolo del absolutismo; un rey sin
parlamento, sin contrapeso, sin asesores.
Luis XIV definió la situación de Francia con una sola frase: “El Estado soy YO”.
Les cuento todo esto porque el señor López me hizo recordarlo. Tiene asesores políticos pero no se deja asesorar; tiene publicistas,
pero él les dice qué hacer; tiene a todo un equipo de campaña preocupado por la notoria baja de popularidad, pero se niega
a ver la realidad y les dice a todos: “LA ESTRATEGIA SOY YO”. (Revista Proceso. 30 de abril).
Es decir, al igual que en su campaña como Jefe de Gobierno, o contra el desafuero; todo
se basa en su personalidad, su magnetismo, su carisma. Si algo ha dañado a México a lo largo de toda su historia ha sido eso,
el caudillismo; esa tendencia del mexicano a seguir a un líder mesiánico todopoderoso que resolverá todos los problemas: Hidalgo,
Santa Anna, Juárez, Díaz, Zapata, Villa, Carranza, Obregón. Parece que los mexicanos no podemos movernos sin un líder carismático.
Se supone que la revolución nos dejó (si es que nos dejó algo) el cambio del caudillismo
a las instituciones. Aún así, en pleno siglo XXI, cuando la competitividad internacional es fundamental para el crecimiento,
cuando necesitamos a una población madura, cuando necesitamos valernos por nosotros mismos y crecer, llega otro Mesías, otro
caudillo que encabezará la cruzada del pueblo y hará todo por nosotros. ¿Cuándo vamos a crecer?
AMLO dice que se rodeará de las mejores mentes del país y hasta ha dado nombres; sin embargo,
su actitud de campaña me hace pensar que rodearse de genios no significa que les hará caso. Por más que lo niegue, su campaña
va de bajada y no hace caso en nada a los expertos en la materia, se limita a decir: La estrategia soy YO”.
Lo imagino en la presidencia: él es el caudillo, el omnipotente, el que sabe cómo hacerlo;
el que, ante la desgracia, le dirá su gabinete: denme un voto de confianza, la estrategia soy YO. Al puro estilo de Luis XIV.
Absolutismo.
Y ahora quisiera hacer un repaso histórico sobre los líderes carismáticos más famosos;
hombres que encarnaban al Estado: Stalin en Rusia, Hitler en Alemania, Musolinni en Italia, Hussein en Irak, Castro en Cuba
o Chávez en Venezuela. Ojo, no es una comparación barata o alarmista, es historia. Todos estos pensaban encarnar al pueblo.
Y mientras a su equipo le dice, “La estrategia soy YO” a nosotros nos dicen:
“quiere, defiende y protege a la gente”. ¿Cuándo vamos a crecer?, ¿somos adultos o no? No necesitamos que nuestro
presidente nos quiera, necesitamos que nos de el contexto necesario para desarrollarnos. No quiero que AMLO me quiera, no
lo necesito, ni yo ni ningún mexicano maduro. No necesitamos que nos defienda, ya estamos grandecitos…, o deberíamos
estarlo.
Nos hablan de que México bajo del noveno lugar en economía mundial al catorce; eso no
es exacto; México no cayó, otros crecieron más, y lo hicieron debido a que fueron responsables de ellos mismos, crecieron
y maduraron y no fue gracias al amor de su presidente, fue por el trabajo arduo.
Los líderes carismáticos tienden a la dictadura, ya que en ellos y sólo en ellos reside
la soberanía y la voluntad popular. Es por eso que AMLO puede hacer un segundo piso que no le autorizan, o apropiarse de El
Encino sin dar explicaciones o más recientemente, despojar a una empresa de todos sus anuncios en los parabuses para colocar
publicidad del gobierno del DF.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. El señor López ya hace esto ahora, aún sin
ser presidente. Hoy tenemos dos opciones para el futuro: una representa seguir en el camino de la modernidad y la madurez,
la otra significa un retroceso al caudillismo del siglo XIX.
Ya lo había comentado antes y lo recuerdo: El que hoy calla al presidente, mañana nos
callará a todos. Ahora quiero agregar: el que hoy dice “La Estrategia soy YO, mañana dirá: México soy YO
Maduremos, crezcamos, digamos NO al caudillismo, NO al señor López.